Un largo camino recorrido entregando esfuerzo, dedicación y trabajo.

CARABELA
UNA HISTORIA
DE ÉXITO Y PASIÓN

Durante los años 60, existía en México un grupo industrial dedicado a la fabricación de productos metálicos, liderado por los hermanos Hessel. Una de las

empresas principales del grupo era Acermex, dedicada a la fabricación de bicicletas. Con el paso del tiempo y debido a las necesidades nuevas que percibían,

el grupo empezó a incursionar en el mercado de las motocicletas, dando así vida a nuestra marca, Carabela.

Fueron varios los involucrados en el desarrollo de esa nueva marca; sin embargo, el papel protagónico lo tuvo el sr. Remo Vecchi, quien fue comisionado por Acermex para ir a Italia, buscar y traer a México motores que se pudieran usar en motocicletas diseñadas y fabricadas en dicho país. La firma italiana seleccionada fue Minarelli, quien surtío el primer embarque de motores para Carabela.

Para ese entonces, la marca de motocicletas Islo, había creado ya un mercado consumidor al importar motores de la marca Morini. Esta marca se vió beneficiada de las condiciones económicas que el presidente Miguel Alemán había promovido al cerrar las fronteras del país en un afán de proteger el desarrollo de la industría mexicana, tanto Carabela como Islo decidieron importar los propulsores para la fabricación de motocicletas en México.

Este periodo fue denominado por los historiadores económicos como el “Milagro Económico”, una etapa de crecimiento económico acelerado, estimulado por el modelo industrialización con la sustitución de importaciones (ISI) el cual protegía y promovía el desarrollo de la industria nacional. A través del modelo ISI, el país experimentó un auge económico en el que las industrias expandieron rápidamente su producción.

Al momento de la construcción de la fábrica de motocicletas Carabela, se requirió de maquinaria especializada, se importó de diferentes partes del mercado europeo como Italia, Alemania y Checoslovaquia.

También se trajeron ingenieros europeos, americanos y asiáticos, logrando que en México se fabricaran la cabeza del motor, las tapas y algunos otros componentes, importando los pistones, el carburador y otras partes más precisas.

Carabela pronto se posicionó como una de las mejores marcas de México y el mundo

 

INDUSTRIA EN MÉXICO 1930-1970

Con el paso del tiempo, las cifras de venta fueron notoriamente buenas, logrando desarrollar un mercado, una industria y sobre todo una legión de fieles seguidores a la marca. Fue así como por primera vez se sembraron los fundamentos principales de la cultura de motociclismo en nuestro país.

Desafortunamente, los años de éxito de la marca se vieron limitados cuando la empresa cambió de manos a finales de los años ochenta, siendo adquirida por el grupo Alfa de Monterrey. Con una visión distinta a la de los dueños originales, Alfa empezó a institucionalizar a Carabela; se engordaron las filas administrativas y el mercado no soportó los nuevos costos de producción que repercutieron con mayores precios de venta al cliente final.

Muy cerca del final, una huelga terminó con la esperanza de resurgir la marca. Todo para que a principios de los años noventa se declarara una muerte, que más o menos diez años despues, demostró ser solamnete temporal.

Carabela regresó al mercado y continuo con su arduo trabajo.

En el año de 1968 se vendieron en México las primeras minimotos, con un motor de 66cc y caja de 3 velocidades, llantas Michelin y carburadores Dellorto. Este modelo creció a un motor de 100cc. Al mismo tiempo comercializaban una bicilíndrica de 350cc. En cuanto a motos de campo, algunos nombres son: Mini-Enduro 125cc, Caliente MX 125cc, Marquesa 175cc, Enduro 200cc, Centauro 250cc, 350cc y 450cc.

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